Cuando vamos a comprar o a alquilar una vivienda, siempre aparece el término cédula de habitabilidad y, si no sabemos lo que es, puede suponernos un problema. Si no disponemos de la cédula de habitabilidad, o si no sabemos cómo tenemos que solicitarla, podríamos acabar incurriendo en un delito.
A continuación, te explicamos todo lo que debes saber sobre una cédula de habitabilidad: qué es, qué necesitas para poder tenerla, cuántos tipos hay y sobre todo, cómo solicitarla.
¿Qué es la cédula de habitabilidad?
Comencemos por el principio. Hay situaciones en las que se nos va a exigir una cédula de habitabilidad, ya sea al alquilar un hogar, comprarlo o incluso dar de alta algún suministro. Lo que realmente se nos está pidiendo es un documento donde se acredite que la vivienda cuenta con los requisitos mínimos para poder ser habitada por personas.
Cada comunidad autónoma se encarga de legislar al respecto, pero suele caducar casi siempre alrededor de los quince años. Depende no solo del lugar donde se encuentre la vivienda, sino también de si es una cédula de primera ocupación o de segunda.
Requisitos mínimos para obtener la cédula de habitabilidad
Siempre hay ciertos requisitos que todo hogar debe cumplir para que pueda ser habitable. No son exigentes, pero deben cumplirse sí o sí, y son los siguientes:
- La altura de los techos debe ser de un mínimo de 2,5 metros. No obstante, en cocina y baño puede rebajarse hasta 2,2 metros, por si se debe contar con un falso techo.
- La seguridad de la casa no debe verse puesta en entredicho.
- Debe tener, al menos: cocina, inodoro, agua caliente, puertas y ventanas.
- La superficie útil nunca debe ser menor a 36 metros cuadrados.
Como se puede apreciar, es muy fácil cumplir con todos estos requisitos. Lo único que se busca a nivel legal es pedir que la vivienda sea habitable, cómoda e higiénica. De ahí que se exija que cuente con agua corriente, que pueda estar caliente y que tenga ventilación. No obstante, como se ha señalado, cada comunidad autónoma puede tener unos requisitos además de estos. No se debe confundir con el Certificado de Eficiencia Enegética
Tipos de cédula de habitabilidad
Hallamos diferentes tipos de cédulas de habitabilidad, dependiendo sobre todo de la antigüedad del inmueble. Podemos hablar de las siguientes:
- De primera ocupación: debe entregarla el ayuntamiento al promotor de unas viviendas de nueva construcción. Al ser de obra nueva, se da por sentado que nadie debe haber ocupado ese hogar con anterioridad.
- De segunda ocupación: se da cuando el inmueble ya existía, pero su cédula de habitabilidad debe ser renovada. Por ejemplo, cuando se compra un piso de segunda mano.
- De primera ocupación por rehabilitación: cuando una vivienda sufre una gran reforma, la cédula tendrá que renovarse también.
¿Cómo podemos conseguir una cédula de habitabilidad?
Según la normativa vigente, toda vivienda debe disponer de una cédula de habitabilidad cuando se vayan a dar de alta servicios como el agua, el gas y la luz. Es decir, cuando vaya a ser habitada. A la hora de adquirir una vivienda, siempre es recomendable que se revise la validez de la cédula de habitabilidad.
Pero, ¿qué pasa si no tenemos este documento? ¿Cómo lo conseguimos? En primer lugar, se deberá acudir siempre a una persona que se dedique a la arquitectura o a la arquitectura técnica. A partir de ahí, se deben contratar sus servicios para que sea quien realice un Certificado de Habitabilidad. Con este certificado, podremos acudir a la administración pertinente y solicitar la cédula.
Tiempo y dinero: cosas a tener en cuenta
El trámite no suele tardar más de un mes, aunque siempre dependerá de la Comunidad en la que nos encontremos. En cuanto al coste total, dependerá de los honorarios del arquitecto en cuestión, a lo que habrá que sumar las tasas al ayuntamiento.
Se puede residir en una vivienda que no tenga cédula de habitabilidad. No obstante, no es lo recomendable, puesto que habrá trámites a los que no se pueda acceder, como el contratar la gestión de los suministros, o un seguro. Además, se está habitando una residencia que realmente no se considera apta, o que no ha pasado los controles pertinentes. Solo se considera innecesaria cuando la vivienda que se haya adquirido se vaya a reformar o derribar, en cuyo caso se puede sacar a posteriori.
Una cédula de habitabilidad es una garantía de seguridad, y no es un proceso complicado ni complejo. Actualmente, incluso aquellos locales que se reforman y se transforman en vivienda deben contar con una de ellas. Aunque hay comunidades, como Aragón y Castilla La Mancha, que decidieron simplificar trámites y pedir certificados diferentes. A su vez, en Madrid o Andalucía solo se exige una licencia de primera ocupación. Lo mejor es informarse siempre del caso concreto, y consultar con especialistas de la materia. ¿Necesitas ayuda? Contáctanos